Imagina que eres un médico que ha estado trabajando sin parar todo el día. Has atendido a numerosos pacientes, enfrentando desafíos y tomando decisiones importantes. Sin embargo, llega un punto en el que tu cuerpo te recuerda que necesitas energía para seguir adelante. Así que, decides salir de la sala de urgencias por un momento y dirigirte a la cafetería del hospital para comer algo rápidamente.
En la imagen, vemos al médico saliendo de la cafetería con una taza en la mano, tal vez un café o un snack rápido. Su expresión refleja el apuro y la necesidad de regresar pronto a su trabajo. Pero, justo en ese instante, se encuentra con la mirada de varias personas en la sala de espera.
Hay una familia esperando, todos con expresiones de preocupación y, quizás, un poco de impaciencia. Esos segundos se sienten eternos, y aunque no lo digan en voz alta, sus miradas parecen preguntar: «¿Por qué se toma un descanso cuando hay tanto por hacer?».
Es un momento que muchos médicos conocen bien. Es esa breve pausa que toman para recargar energías, que aunque esencial, puede ser malinterpretada por quienes esperan ansiosos en la sala. Pero es importante recordar que los médicos también son humanos y necesitan esos pequeños momentos para poder seguir ofreciendo lo mejor de sí mismos.