Érase una vez en el vibrante mundo de los chats de WhatsApp, un curioso incidente que hizo reír a más de uno. La historia comienza con nuestra protagonista, una simpática peluquera, que estaba batallando con un incómodo dolor de garganta y fiebre desde hacía tres días. Decidió entonces pedir ayuda a un prestigioso médico conocido en el mundo virtual como el Dr. Cubiro.
Una mañana soleada, decidió mandar un mensaje al buen doctor:
- «Buenos días Dr, ¿cómo está?»
El Dr. Cubiro, siempre cortés, respondió:
- «Buenos días, muy bien, gracias.»
La peluquera, sin perder tiempo, continuó:
- «Disculpe que lo moleste, tengo 3 días con dolor de garganta y fiebre ¿qué puedo tomar?»
El Dr. Cubiro, en su inquebrantable profesionalismo, le hizo una pregunta inusual:
- «Hmm, ¿en qué trabaja usted?»
Un poco desconcertada pero sin perder el humor, ella respondió:
- «Soy peluquera, mi Doctor.»
Fue entonces cuando el Dr. Cubiro, mostrando su lado más humano y quizás un toque de picardía, le preguntó:
- «¿Me puede cortar el cabello por aquí en WhatsApp?»
Nuestra peluquera, sorprendida y con una sonrisa en el rostro, respondió con una carcajada:
- «¡Jajaja! Ay, Doctor, ¡¿cómo cree?! ¡Jajaja!»
El Dr. Cubiro, con una sonrisa que se podía sentir a través del chat, concluyó:
- «Pues yo tampoco doy consultas por WhatsApp, por favor acuda al consultorio y la atenderé con gusto.»
Y así, entre risas y buen humor, nuestra peluquera entendió la importancia de las consultas médicas presenciales y el Dr. Cubiro dejó claro, una vez más, que aunque la tecnología nos acerca, hay cosas que aún requieren el toque personal.
Esta simpática anécdota corrió rápidamente por todos los grupos de WhatsApp y redes sociales, recordándonos a todos que, aunque vivimos en un mundo digital, algunas cosas simplemente no se pueden hacer por mensaje.
Así fue como el Dr. Cubiro y su peculiar consulta se convirtieron en la sensación del día, dejando una lección importante y una sonrisa en el rostro de todos los que escucharon la historia.